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A tu lado me siento seguro, a tu lado no dudo

sitio literario entre otros varios

La barriga del buey

La barriga del buey

Me llevo estas notas de Julia Costa, en La barriga del buey:


«Ayer, en la tertulia de la editorial [Meteora] ... hablábamos también del conservadurismo en la edición de obras para público juvenil, conservadurismo que arrastramos desde hace años y que viene del síndrome patufetista y cavallfortista. Ni temas demasiado espinosos, ni una excesiva originalidad, ni finales demasiado duros, ni más de ochenta páginas, aunque luego se traduzcan autores de otros países que han logrado éxito, precisamente, con muchas páginas y con temas mucho más abiertos. Claro que también habría que analizar si esto de literatura juvenil existe o si debería existir o qué límites tiene. Hablábamos, además, de la servidumbre que representa destinar estas publicaciones en las escuelas, donde se venden de forma mayoritaria, y de como los maestros no quieren -no queremos- líos con las familias, en general, algo muy comprensible. Hace poco, en una presentación de novedades, me enseñaron un cuento para pequeños, muy bien ilustrado, sobre una princesa que busca su príncipe pero que acaba encontrando otra princesa con la que es feliz. La verdad es que nadie había osado, aunque, explicarlo a su cole. Huelga decir que el autor era extranjero. »


Son paralelas, y la coincidencia no debe de ser no irrelevante, con estas otras notas de Luis Daniel González y Gustavo Puerta. La escuela favorece la lectura, sin duda, pero no siempre de textos literariamente tan valiosos como debería; y me refiero, sobre todo, en textos donde los valores estén integrados en la forma, no sean un añadido de buenas intenciones. La lástima es que, a la larga, la literatura que engancha es la que sencillamente es buena, no la que pretende de vendernos motos, morales, ecológicas, o de ningún tipo. Hay que elegir bien las semillas, por tanto.


No tengo la sensación de haberme explicado bien; haré un añadido. Que mi texto no contra la escuela y menos aún, contra los maestros no hará falta que lo diga, espero: son palabras de una maestra en activo y este bloque colabora, principalmente, con maestros de escuela e instituto. La idea es, más bien, que sociedad y editoriales deberían dejar un campo más amplio y libre en las escuelas, más adecuado a lo que buscamos en la literatura los adultos que nos gusta leer. (Con sociedad hablo vez de las familias y de la presión social y de los medios de comunicación.) Para que no buscamos, cierto, instrucción moral. En notas futuras espero hablar más.


Sobre las editoriales, yo debo decir poco; son, esencialmente, un negocio como otro y el barniz cultural no debería hacernos confundir el hecho de que producirán más los croissants que más salida tengan y sean más económicos de producir, publicitar, etc.

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